Este año decidí renovar mi antiguo pesebre, para que se viera más bonito, ya que a medida que pasa el tiempo uno va aprendiendo nuevas técnicas. Mi primer pesebre que pinté, lo hice más bien por intuición, se pueden apreciar ciertos matices en los mantos y las sombras han sido dadas con betún de judea. El pesebre de hoy es más rico en matices; he usado la técnica de pincel seco y las sombras no han sido logradas con el típico betún de judea, es decir, ¡no tiene una gota de betún!. A continuación el antes y el después.